lunes, abril 30

El registro fósil ibérico y el santoral católico, en la religiosidad popular de España y Portugal (4)

por Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. Medi Ambient i Ciències del Sòl. Universitat de Lleida

Fósiles ibéricos relacionados, por la tradición popular española, con la Virgen María, la Madre de Dios o Nuestra Señora (2)


SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE INODEJO.

Este santuario mariano está situado en el término de Las Fraguas, pueblo agregado al municipio de Golmayo, comarca de Soria, provincia de Soria (Castilla y León). El enorme edificio renacentista actual que sustituyó a la pequeña ermita románica primitiva (s. XIII) data de 1600. 
Situado en el punto medio de la sierra de Inodejo o Hinodejo, que de ambas formas se ha escrito, aparece el santuario ante el visitante desafíando en la soledad serrana los rigores del clima soriano y el soplo del cierzo, en lo alto de una sierra castellana árida y pedregosa, la Sierra de Inodejo o Hinodejo. A sus pies, a uno y otro lado de la sierra sobre la que se encuentra, se distribuyen los casi treinta pueblos que integran la Concordia de Nuestra Señora de Inodejo, también conocida como la Virgen "de las Tormentas", por las aparatosas tormentas que se forman sobre esa sierra. Según algunos autores éste podría ser probablemente el significado del vocablo pre-romano "in-odei" que habría dado lugar al topónimo "inodejo, es decir que el nombre de la sierra haría referencia a las tormentas que se forman sobre ella, según algunos estudiosos.

El imponente aspecto de la gran ermita de la Virgen de Inodejo, destaca por sus grandes dimensiones, en medio de la enorme explanada desarbolada y árida, en la que está situada. Fotografía original de Pili: "Ermita Nuestra Sra. de Inodejo"
Imagen: Ver pueblos: Las Fraguas

A unos 350 m. de la ermita de la Virgen de Inodejo o de Hinodejo, en dirección NO, existe un pequeño montículo que destaca claramente del resto del terreno que lo rodea, por su color pálido y su extrema aridez, pues aparece pelado de vegetación. Constituido por un material terroso, de una textura fina y de un color gris-azulado, muy diferentes a los de los otros materiales comunes que forman el terreno del entorno que le rodean y que son los propios y característico del lugar por ser los mayoritarios.

Aspecto de las denominadas "piedrecitas de la Virgen" que se encontraban en un único lugar de los alrededores de la ermita de la Virgen de Inodejo. La proximidad al santuario y la marca en forma de cruz, favoreció que la fantasía popular asociase a esta clase de fósiles con la patrona del santuario.
Imagen:
Pinterest


Otra característica extraña de este montículo es que si se busca con paciencia y atención se pueden encontrar una clase de pequeñas piedras que resultan bastante raras por su escasez y muy extrañas por su curiosa forma. Estas piedrecillas son de forma más o menos, ovoide-acorazonadas, además, todas ellas muestran en su superficie una serie de relieves, excavaciones, granos y marcas punteadas muy características. Consisten en cinco depresiones alargadas dispuestas en forma de estrella de cinco puntas, cuatro de ellas son más profundas lo que le da al conjunto un aspecto cruciforme. En el interior de los surcos hay unas dobles hileras de ranuritas alargadas, alineadas y situadas a ambos lados. Además algunos ejemplares de estas piedrecitas, muy bien conservados, muestran sobre su superficie un dibujo con una multitud de zonas poligonales, recubiertas por unos pequeños granitos o berruguitas. Por otra parte, mientras por el lado de los surcos y por los costados, son bastante abombadas por el lado contrario, son casi planas, sin surcos, casi sin placas y con menos granos y berrugitas.

En los alrededores de la ermita, las extrañas piedrecitas que hemos mencionado, sólo se pueden encontrar en ese extraño y solitario montículo, más o menos cercano a la ermita. Se las denomina, popularmente, "piedras de la Virgen"o "piedrecitas de la Virgen" y, también, "piedras" o "piedrecitas de la Virgen de Inodejo", nombres con que son conocidas en todos aquellos pueblos de los alrededores del santuario que forman parte de la Concordia de Inodejo. Se trata de una asociación cívico-religiosa que se encarga de organizar y gestionar las actividades de culto que se le rinden, en diversos días del año y que también se ocupa de controlar las acciones de mantenimiento del santuario, mediante la rotación anual de responsabilidades.

Réplica moderna de la talla original del siglo XIV, en madera policromada, de Nuestra Señora de Inodejo. Se trata de una representación de la Virgen María en actitud lactante. En este caso, a diferencia del caso de la imagen antigua de Collbàs, queda claro qué es lo que la imagen mariana sostiene en su mano derecha.
Imagen:
Fotografia original del fotógrafo Manuel Arribas


Posibles interpretaciones populares de los equínidos fósiles

Es muy posible que tal como, también ha sucedido en otros lugares peninsulares de España y Portugal, el mero hecho de que estas "piedras tan raras" tuvieran en una de sus caras una "marca" o "signo" de apariencia estrellada-cruciforme, se interpretase como una señal divina para que los cristianos se dieran cuenta de que eran "piedras signadas" o "marcadas" por Dios, creador de todas las cosas. Esta marca era una indicación de que poseían "virtudes especiales" o "capacidades maravillosas" de las que se podrían beneficiar los cristianos devotos que se encomendasen, a través de ellas, con mucha fe en el poder milagroso de Nuestra Señora de Inodejo, la patrona del lugar. Confiando, con gran esperanza, en poder obtener de la compasión maternal de la patrona aquel favor especial, por su dificultad de consecución, que le habían solicitado.

Otra posibilidad plausible, ya que también ha sucedido en otros lugares sagrados y legendarios ibéricos en los que se encontraban "piedras figuradas" de características apropiadas cerca de un santuario, es que los pequeños erizos fósiles al presentar una marca en forma de cruz, el signo de Jesucristo, ese tipo de marca sirviera de argumento para sacralizarlos y vincularlos con el santuario más próximo y con la advocación patronal que lo ocupa. En este caso concreto, para vincularlos con Nuestra Señora de Inodejo y con la ermita que acoge la imagen sagrada. Razón por la cual se las denominase "piedrecitas de la Virgen" o "piedras de Inodejo".

Tal vez fuesen considerados como objetos maravillosos de origen natural, al creer que eran generados espontáneamente por el propio terreno, por voluntad divina. Se pudo llegar a creer que su función podría ser testimonial, para recordarle a las futuras generaciones de aquella comunidad que en aquel lugar se había producido un suceso milagroso memorable que debería ser recordado y conmemorado en el futuro por los devotos. La proximidad al santuario mariano y la marca en forma de cruz, favoreció que la fantasía y devoción popular, asociasen a esta clase de erizos fósiles con un milagro sucedido a un pastorcillo manco, favor concedido al muchacho por haber descubierto la imagen de la patrona del santuario, que había sido ocultada siglos antes, cuando los moros conquistaron aquella zona.
Las "piedrecitas de la Virgen" o "piedras de Inodejo" eran una prueba de que el poder divino se había manifestado en aquel lugar (Hierofanía), en este caso particular a través de un agente mediador, como era la Virgen María, la Madre de Dios. En primer lugar haciendo que un pastorcillo que había perdido el uso de su mano derecha lo recuperase instantáneamente de forma milagrosa y, en segundo lugar, que apareciesen en el lugar del milagro, espontáneamente, un cierto tipo de "piedras conmemorativas" con unas formas y marcas especiales (erizos fósiles).


La insensible mirada científica destruye las más bellas leyendas, arruina las creencias más ingenuas y mortifica las prácticas más disparatadas... pero no hay que preocuparse, porque para darles cobijo existe la Etnología

Para el ojo especializado y la mente racionalista del naturalista experto en paleontología, esas curiosas y raras piedras, antaño consideradas sagradas o santas por los devotos de la Virgen de Inodejo, son sencillamente fósiles de erizos de mar que habitaron los fondos marinos, hace unos noventa y tantos millones de años, cuando este lugar formaba parte del fondo de un antiguo mar. 
Observados con atención, por el ojo experto de un paleontólogo actual, especializado en esta clase de organismos marinos, aquellos fósiles de equínidos encontrados en el montículo que existe en las inmediaciones del santuario de Inodejo, en el término de Las Fraguas (Soria), posiblemente pertenecen alguna especie de erizos marinos del género Mecaster, género que anteriormente fue considerado un subgènero dentro del género Hemiaster.

Según la opinión del Dr. Jaume Gallemí , un tremendo experto en equínidos fósiles ibéricos, por las características de su aspecto externo, podría tratarse de ejemplares pertenecientes a alguna de las dos especies más probables del género Mecaster, que por geocronología coincidente, serían posibles en ese lugar y que, además, son muy próximas zoológicamente: Mecaster scutiger y Mecaster subtilis. Pero por lo antes dicho, también podría tratarse de una mezcla de ejemplares correspondientes a ambas especies. Esta segunda posibilidad sería posible, puesto que las dos especies mencionadas son las más comunes en los siguientes niveles del Cretácico: Cenomaniense medio-Cenomaniense superior-Turoniense inferior -Turoniense medio (en negrilla los niveles en que estas dos especies son más abundantes).
Ejemplar de Mecaster subtilis, visto por la parte dorsal, procedente del Cretácico (Cenomaniense) de Guadalajara, de 10 mm. de longitud.
Obsérvese el aspecto de cruz, excavada, que le da la disposición, casi perpendicular de cuatro, de las cinco depresiones ambulacrales.
Imagen:
Mecaster

Hay que tener en cuenta que la identificación a partir de una foto de un solo ejemplar, limita mucho el grado de certeza, pero posiblemente se trate de ejemplares de Mecaster scutiger, pero sin descartar la posibilidad de que ambas especies, de aspecto muy semejante, puedan aparecer en el mismo yacimiento y ser conocidas en Las Fraguas y demás pueblos de la comarca que constituyen la Concordia de Inodejo, como las "piedras de la Virgen de Inodejo".
Estudiados el mapa geológico de esa zona soriana (Magna, del IGME),  los mapas cartográficos y la ortofoto (Sigpac) del lugar donde está situado el santuario, todo parece confirmar que la antigüedad de los erizos fósiles de la ermita de Inodejo, es cretácica.

Ejemplar de Mecaster scutiger, visto por la parte dorsal, procedente del Cretácico (Cenomaniense) de Modamio (Soria), 15 mm. de longitud.
Obsérvese el aspecto de cruz, excavada, que le da la disposición, casi perpendicular de cuatro, de las cinco depresiones ambulacrales.
Imagen:
 Mecaster scutiger  


Datación errónea de los fósiles y algunas especulaciones disparatadas sobre el origen de su presencia en el lugar

El primer error que está muy extendido, es el que hace referencia a la supuesta edad geológica de los erizos fósiles, conocidos popularmente como las "piedras de la Virgen". Pues les adjudica una antigüedad bastante inferior a la que realmente tienen. Se dice de ellos, equivocadamente, que son del Terciario al suponer que son coetáneos de otros terrenos cercanos, por lo que le otorgan una edad inferior a los 65 MA. (Cretácico), cuando en realidad son casi 30 MA más antiguos de lo que se afirma erróneamente, como demuestran los estudios geológicos y paleontológicos del minúsculo yacimiento en el que aparecen.  Anteriormente, ya se ha dicho de estos fósiles que, en realidad, son del Cretácico superior, es decir del final del "Secundario" o Mesozoico. Concretamente el género de erizos Mecaster aparece incluido en niveles del Cenomaniense medio - Cenomaniense superior - Turoniense inferior - Turoniense medio. Es decir, son coetáneos de los materiales sedimentarios que los incluyen, con una antigüedad comprendida entre los 93 y los 96 MA. (En negrilla, se remarcan los pisos geológicos que afloran en el yacimiento de la ermita de Inodejo)

El segundo error, aunque menos extendido en documentos impresos, está bastante difundido en Internet. Se trata de un error mayúsculo, pues se basa en una hipótesis "arqueologista" sin ninguna evidencia ni fundamentación arqueológica seria. Según esta teoría totalmente imaginaria, el solitario montículo sería un antiguo túmulo sepulcral ibérico y todos los erizos fósiles que en él han podido en el pasado y pueden hallarse en la actualidad, serían las ofrendas votivas funerarias, depositadas por sus coetáneos, para proteger el alma del difunto, durante el tránsito a la "otra vida y al otro mundo".  Pero resulta que ese supuesto túmulo funerario ibérico, constituido por margas de color gris-azulado, situado a unos 380 m. al WNW de la ermita de Inodejo, en medio de una zona de campos de cultivo, corresponde sencillamente al afloramiento superficial de los materiales geológicos más antiguos y de naturaleza diferentes a los que le rodean. Corresponden a una de una capa de margas cretácicas, situada por debajo de la capa de suelo cultivable. El nivel aflorante que tan poca superficie cubre en el terreno el mapa geológico de la zona, identifica y denomina "Nivel de margas con amonitas y equínidos", del Turoniense (Cretácico superior). 
Resulta extraño constatar que la tradición popular haya ignorado a los ammonites cuando en muchos lugares de Europa se les consideraba antiguamente como serpientes petrificadas, representación zoológica del diablo, enemigo acérrimo de la Virgen María.
Fotografía aérea de la zona, en la que aparecen el santuario de la Virgen, abajo a la derecha, y el montículo que contiene el yacimiento de erizos fósiles, de color azulado pálido, a la izquierda a media altura, entre los campos de cultivo arados. El afloramiento constituye lo que en geología se llama una "Ventana geológica"
Imagen: Google maps


Costumbres locales, propias de la religiosidad popular, asociadas a este tipo de equínidos fósiles

Según nos han informado algunos corresponsales sorianos, del entorno del santuario de Inodejo, antiguamente, se las consideraba piedras con un gran poder milagroso y capacitadas para conseguir que la Virgen del santuario de Inodejo, otorgara ciertos favores especiales a aquellos devotos que las guardaban en su casa y le dedicaban oraciones con frecuencia. Normalmente se guardaban en el cajón de la mesilla de noche, para beneficiarse de la influencia curativa de su proximidadm cuando estaban enfermos o de parto. Había personas que llevaban siempre encima, alguna "piedrecita de la Virgen" metidas en los bolsillos, en el monedero, en el zurrón, etc., con la creencia de que la Virgen los protegería de los peligros y de las enfermedades, además de favorecer el éxito de todas las empresas humanas que le fueran encomendadas.

Incluso había y aún hay, personas muy devotas de la Virgen de Inodejo que las hacían engarzar en una montura de plata o de oro, a alguno de los joyeros de Soria, para poder llevarlas colgando del cuello, permanentemente, mediante una cadenilla del mismo metal, a la manera como otras personas llevan colgando alguna medalla devocional, con las mismas finalidades protectoras.







Aspecto de uno de los típicos colgantes que algunos orfebres de la comarca realizan, por encargo de los devotos de nuestra Señora de Inodejo, utilizando como "piedra preciosa" pequeños ejemplares de equinidos del género Mecaster, recogidos en la proximidad del santuario de la Virgen.
Este ejemplar, montado en plata dorada, es propiedad desde hace 14 años, de la señora Flora A. S, de la localidad de Nafría la Llana, uno de los numerosos pueblos de los alrededores que constituyen la "Concordia de Inodejo".
Imagen: Fotografía original de
Javier Soria Verdes realizada por encargo del autor de este blog



Al parecer, las "piedras de la Virgen de Inodejo" también, se habían utilizado como remedio inespecífico, para combatir todo tipo de dolencias. Uno de los remedios era el agua de fuente, preferentemente de la de Inodejo, en la que se hubiese sumergido durante un buen rato, alguna de las "piedrecitas de la Virgen". 
Otro de los remedios tradicionales, consistía en la ingestión del polvo  de alguna "piedrecita de la Virgen", obtenido al raspar su superficie, que luego era mezclado con alguno de los alimentos que se le daban al enfermo.

Los únicos días del año en que era costumbre buscar, con ahínco, estas piedrecitas santas y recogerlas con respeto y devoción, eran el segundo domingo de Junio, festividad de la Santísima Trinidad, coincidiendo con la Romería Mayor y, muy especialmente, el segundo domingo de septiembre en que se celebra la Romería de Acción de Gracias a la Virgen .

La Concordia de Ntra. Sra. de Inodejo, encargada de mantener en condiciones las instalaciones del santuario, organizar actos para coordinar acciones colectivas, recolectar fondos y organizar las procesiones, está constituida por los siguientes pueblos de los alrededores del santuario de Inodejo:
Calatañazor, Camparañón, Cascajosa, Escobosa de Calatañazor, Fuentelaldea, Fuentepinilla, La Aldehuela de Calatañazor, La Barbolla, La Cuenca, La Llana, La Mallona, La Muela, La Revilla de Calatañazor, La Seca, La Ventosa de Fuentepinilla, Las Cuevas de Soria, Las Fraguas, Los Llarnosos, Lubia, Izana, Monasterio, Nafría, Navalcaballo, Nódalo, Osona, Osonilla, Quintana Redonda, Tardelcuende, Valderrueda, Villabuena, Villaciervos de Abajo, Villaciervos de Arriba.

Por lo tanto, cabe la posibilidad de que en algunas de todas las localidades citadas, más arriba, con personas muy devotas de la Virgen de Inodejo, pueda haber alguna persona que conserve alguna joya u objeto similar al de la fotografía de Javier Soria. Realizado con finalidad protectora, utilizando alguna "piedrecita de la Virgen", recogida durante alguna romería o visita devocional.

Si algún visitante de esta entrada conoce algún caso y dispone de datos sobre el particular, le ruego que se ponga en contacto conmigo utilizando la dirección de correo electrónico que aparece en la parte superior del margen derecho de la pantalla. Muchas gracias de antemano por la colaboración.


Agradecimientos:

Al Dr. Jaume Gallemí, Conservador de las colecciones de Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, por la meritoria determinación del género y las especies más probables, a partir de la única fotografía y de poca calidad de que pudo disponer en aquel momento que era la existente en Wikipedia y por la datación más probable del yacimiento paleontológico.

También, a Javier Soria por pasarme valiosa información relativa a las costumbres de su pueblo Nódalo y, sobre todo, por cumplir mi encargo de conseguir localizar y fotografíar alguno de los erizos-joya, usados como colgantes protector milagroso, en su localidad y por el envío de una serie fotográfica sobre el colgante de fósil y oro, propiedad de la señora Flora A. S. de Nafría (Soria)


Fuentes: 


- Anónimo. Las Fraguas (Soria). Wikipedia
- Anónimo "Virgen de Inodejo", Wikipedia
- Almazán de Gracia, Ángel. 1996. Simbolismo arquetípico de las romerías marianas. Revista de Soria, nº 12 , pp. 9-26
- Andrés Romero, Senén. 1997. Nuestra señora de Inodejo y su romería. Revista de Soria, nº 17, pp. 49-58.
- Astudillo Pombo, Heraclio. 2009. Las "piedrecitas de la Virgen" de Inodejo, en Sobre los diversos y extraños nombres de los fósiles (2). Folklore de los fósiles ibericos 
- Gallemí Paulet, Jaume. 2012. Comunicación personal del 28 de enero del 2012
- Goig Soler, Isabel. 2008. Comunicación personal del 21 de abril del 2008
- Llamas Martínez, Enrique et al. 1992. "La Virgen de Inodejo. Las Fraguas" en Guía para visitar los Santuarios Marianos de Castilla-León. Madrid. Ediciones Encuentro. p 220
- Jiménez Sanromán, Juan José. 2010. Comunicación personal del 27 de mayo de 2010 
- Soria Verde, Javier. 2010. Inodejo, Nódalo, entrada del 18 de mayo del 2010:
- Soria Verde, Javier. 2012. Comunicación personal del 27 de enero del 2012
- Soria Verde, Javier. 2012. Comunicación personal del 9 de abril del 2012
- Soria Verde, Javier. 2012. Las piedras de la Virgen de Inodejo, Nódalo, entrada del 12 Abr 2012.
- Villalba Curras, MariaPaz. 1.991. Revisión de los equínidos del Cretácico inferior y medio español. Tomo 1. Tesis doctoral. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Paleontología.


3 comentarios:

Timon Lepidus dijo...

En Noticias de la vida y escritos del Rmo. P. Mro. Fr. Henrique Flórez https://books.google.es/books?id=cpOkhDAD0MIC&pg=PA177&lpg=PA177&dq=%22piedras+mamilares%22&source=bl&ots=3psy65B0Nf&sig=ACfU3U0v9RliZzD7eUyY9P3xtktXq8P61A&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjrjqTB_fzfAhUF7eAKHZRkBuYQ6AEwAHoECAgQAQ#v=onepage&q=%22piedras%20mamilares%22&f=false

y dando cuenta de sus viajes, relata uno en el que anota que en la localidad de Villaciervos (Soria) se encuentran muchas “piedras mamilares” y apostilla “y en Santa Catalina de Vadaya”, que entiendo “como en S.C. de Vadaya”. Y esa piedras mamilares” no pueden ser otras que erizos fósiles. No deja de ser llamativo que en ambos lugares hubo artesanos que engastaran fósiles y que Flórez hiciera esta observación.

Astu dijo...

Esta noticia escrita por su discípulo y compañero de viajes Fr. Francisco Méndez OSA, nos informa indirectamente de que Fr. Henrique Flórez OSA, conocía directamente la existencia del supuesto fenómeno maravilloso/milagroso que se producía alrededor del convento alavés de santa Catalina de Badaya, gestionado entonces por su Orden. Ello podía ser factible por que siendo fraile agustino, es muy probable que algún compañero de hábitos, residente en el lugar, le hubiese hecho llegar alguna de las famosas "piedras de santa Catalina" o que él mismo hubiera visitado el convento en alguna ocasión anterior, pues sabía perfectamente que las "piedras de santa Catalina", eran en realidad un tipo de "piedras mamilares", es decir, lo que ahora conocemos como erizos fósiles.
Resulta "curioso" que con posterioridad a la fecha de publicación de este libro (1780), otros autores aún sigan manteniendo la explicación milagrosa para la aparición de las "piedras de santa Catalina" junto al monasterio de Badaya.

En cuanto a la curiosa coincidencia en ambas localidades, una soriana y otra alavesa, de compartir la misma costumbre de tranformar pequeños ejemplares de erizos fósiles en joyas protectoras milagrosas, ello pone de manifiesto la extensión de la superstición litolátrica en amplias capas sociales y extensas zonas de la geografía española de aquella época. Consistente en asociar y venerar a ciertos tipos de fósiles con a las patronas de los respectivos santuarios, por el hecho de estar situados a muy poca distancia de sus respectivos yacimientos paleontológicos.

Astu dijo...

Para hacerse una ligera idea de la variedad de objetos que la gente utilizaba en España, en siglos pasados no muy lejanos al actual, con la finalidad de protegerse mágicamente de peligros reales causados por causas imaginarias, puede consultarse "en línea" esta obra:

Catálogo de amuletos del Museo del Pueblo Español, de Concepción Alarcón Román, publicada por la Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Madrid. 1987, 173 p.

Mediante el siguiente enlace: https://www.calameo.com/read/001044456e96a60eacb6d